martes, 27 de enero de 2015

Atlanta y el entrenador innombrable

"Vimos a los Spurs en las pasadas Finales, no somos como ellos, pero hacemos muchas cosas parecidas... Y ellos ganaron de manera muy convincente". Así resume Kyle Korver la temporada de Atlanta hasta ahora. Korver, una de las bisagras del proyecto que el año pasado tomó Mike Budenholzer y que ha eclosionado.

Muchos miramos a estas alturas la clasificación de la NBA y no damos crédito. En mi ranking les puse en el puesto 17 y ahora están en el podio, visionario me llaman. En mi defensa puedo decir que nadie vio venir esto, ni siquiera los fans más acérrimos, ni siquiera los periodistas más especializados.

Lo de Atlanta tiene un culpable claro: el entrenador de apellido innombrable y de difícil escritura. Mike Budenholzer, de descendencia alemana, estuvo bajo las órdenes de Gregg Popovich en San Antonio desde 1996 como asistente técnico. Mamó los conceptos que han hecho a los Spurs una de las mejores franquicias de la historia de la NBA y decidió partir rumbo a Georgia.

Budenholzer da instrucciones a Jeff Teague
En Atlanta se encontró un equipo que, como poco, era curioso. Todos sus grandes referentes eran jugadores de los que siempre se esperó mucho pero que nunca llegaron a dar el do de pecho en la liga. Si acaso, podría salvarse a Al Horford, dos veces All Star y uno de los hombres altos de referencia de la liga, siempre lastrado por las lesiones, y también Jeff Teague, un base prometedor del que siempre se espera el máximo.

Budenholzer logró llegar y juntar a los Jeff Teague, Paul Millsap, Al Horford, Kyle Korver para hacerles jugar a algo diferente, para cambiar algo tan complicado como la cultura del juego. El año pasado estuvieron a punto de cargarse a Indiana en primera ronda siendo octavos de conferencia, lo que hicieron aquellos Warriors de Baron Davis a los Jazz de Deron Williams.

Se quedaron a las puertas, forzaron el séptimo partido y no se vinieron abajo al perderlo, pensaron en la siguiente temporada. Mike les dijo: "chicos, vamos a jugar al baloncesto". Vaya si lo han hecho. Llevan una racha de 16 partidos seguidos ganando y no parece que vayan a parar ahora.

No hay grandes estrellas, es un equipo de currantes, de clase media, trabajadores del parquet, de salarios estándar para lo que es la NBA (el que más se lleva es Horford con 12 millones). Pues estos 10 jugadores están dejando a todos ojipláticos.

Ningún jugador ha metido más de 27 puntos en un mismo partido de esta racha que ya es el récord de la franquicia, de hecho algunas veces el máximo anotador no ha llegado a la veintena de puntos. Durante la racha de 16 partidos ganados, todos los titulares han estado en dobles figuras anotadoras. La clave es el equilibrio, todos anotan, todos son importantes y todos juegan que da gusto, circulando el balón y usando esa cosa llamada tiro de media distancia.


Ninguno de ellos va a ir al All Star como titulares, quizás alguno se cuele entre los reservas y Korver está confirmado que irá al concurso de triples en Nueva York (normal con un porcentaje de acierto como el suyo, ¡53%!). Lo que está claro es que Atlanta se ha metido de lleno en la conversación. Están entre los favoritos para llevarse el anillo y lo está con total merecimiento.

Para hacernos una idea, antes de empezar la temporada, que los Hawks ganasen el anillo se pagaba 50 dólares a uno, ahora la apuesta está a menos de 5 dólares a uno. Disfrutemos de este equipo mientras dure y demos el mérito que merece a Budenholzer, el entrenador del año en la NBA.

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