miércoles, 7 de enero de 2015

El club de las segundas oportunidades

Han sido unas semanas locas en lo que a traspasos se refiere en la NBA. Primero, los Pistons cortaron a Josh Smith, la decisión más cabal que han tomado en Detroit desde la contratación de Van Gundy. En ese momento, los Rockets deciden contratar al errante tres/cuatro, una decisión valiente en la que su amigo Howard seguro tuvo mucho que ver

Por último, el traspaso de Waiters a Oklahoma y de JR Smith y Shumpert a Cleveland nos dejó atónitos, por inesperado y por lo trascendente que puede ser para dos equipos que optan a todo en sus respectivas conferencias. Todos tienen un patrón común: van en busca de una segunda oportunidad.

El primero, Josh Smith, ha vivido una carrera reñido entre dos puestos, en ambos siempre ha estado muy corto para unas cosas y sobradamente preparado para otras. Si le ponían por fuera, los rivales le dejaban tirar de tres y le impedían las penetraciones a canasta; si le ponían por dentro, se le sacaba de la zona y se le obligaba a hacer uso de un inexistente juego de pies.

Tiene sus cosas buenas, no me malinterpreten, su defensa es correosa y su altura le permite ser un arma versátil protegiendo el aro propio. Nadie va a discutir su capacidad de deslumbrarnos con sus mates tomahawk (además ha ido a uno de los equipos donde más los puede exhibir) ni de debatir que su tiro de media distancia es pura clase.

En Detroit no ha destacado. Estaba destinado a jugar de tres, con Monroe y Drummond por dentro, y claro, eso era una opción terrible para Van Gundy, cuyo modelo de tres se acerca más al Turkoglu que dirigió en Orlando. Detroit, uno de los peores equipos de la NBA, decidió cortar su contrato y, casualidades de la vida, llevan seis victorias consecutivas desde ese momento. El equilibrio, siempre el equilibrio.

No está jugando mejor, sus estadísticas son muy pobres, aunque su equipo gana casi por inercia ahora mismo, veremos cómo avanza la temporada para él. Siguiente caso: Dion Waiters. Un tipo peculiar que lo primero que ha hecho al llegar a OKC es ponerse el 23 de Jordan y de su excompañero LeBron, con el que parece que no hizo muy buenas migas.

Waiters es ese tipo de jugador que necesita tirar, necesita levantarse en suspensión y escuchar el chof del balón entrando por el aro. Es una especie de Rudy Gay, pero peor y no tan chupón. Cuando le trajeron a Love y a James, le entraron sudores fríos. Esta temporada sólo ha empezado tres partidos como titular y sus números han caído en picado.

Fue número cuatro del draft de 2012, un draft con un talento inmenso y con dos All-Star y candidatos a MVP en él (Lillard fue sexto, Anthony Davis número uno). Se esperaba mucho de Dion y sin embargo... De él se espera que defienda y que lo poco que tire lo meta, es una premisa complicada, pero es lo que necesita Oklahoma.

Para tirar ya tienen a Durant y a Westbrook, necesitan a alguien que les ayude a defender, a coger aire. Ya tenían a Reggie Jackson, Waiters es otro arma más para buscar ese ansiado anillo. Pero el que ya pasó su segunda oportunidad y va en busca de la tercera es JR Smith.

No se sabe qué versión esperar del polémico escolta, nombrado mejor sexto hombre en 2013. Sus números han bajado a la mitad, sus fiestas y su afición a las mujeres tampoco han parecido ayudarle. Blatt tiene a alguien que, en números, es exactamente igual que Waiters, pero la clave está en el que ha venido con JR.

Iman Shumpert, que tiene mucha más fama que números, puede ser una pieza clave para los Cavs. Anotar no se espera que anote demasiado, pero su defensa en el perímetro puede ser clave en unos Cavaliers necesitados de alguien que, como dicen los entrenadores, baje el culo. Es otro de los que han pasado durante las navidades por el club de las segundas oportunidades.

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