domingo, 11 de diciembre de 2011

VIVA EL FÚTBOL

Por Guillermo Alonso (@guillealonsoF)





El Barça volvió ayer a conquistar el Santiago Bernabeu ganándole 1-3 al Real Madrid, con goles de Benzema a los 22 segundos para los locales y de Alexis, Xavi y Fábregas para los culés.
El Clásico comenzó como siempre, con ese arreón inicial de los blancos, presionando arriba a la defensa culé y metiendo el miedo en el cuerpo a los visitantes. Ese miedo fue el que debió afectar a Víctor Valdés a los 15 segundos, cuando tras recibir un pase atrás de su defensa, le regaló el balón a Di María, cuyo tiro, tras una serie de rechaces, le calló a Karim Benzema que fusiló a Valdés a bocajarro adelantando a los blancos casi sin salir del vestuario.
A partir de ahí, los 10 primeros minutos del partido fueron una demostración de poderío del Real Madrid, apretando al Barça en la salida del balón desde atrás, algo importantísimo en el juego de los de Guardiola. Pero esta presión duró poco. El Barcelona se empezó a acomodar en el partido, a poner en práctica ese juego de toque que tan buenos resultados les ha dado y en el minuto 29 dio sus frutos. Alexis ponía el 1-1 en el marcador tras una increíble jugada de Messi, que dejó atrás a tres rivales y le dio la asistencia al chileno para que esté cruzase el balón a donde no pudo llegar Casillas.
El partido se empezaba a poner de cara para los culés, que empezaron a jugar cuando Xavi bajó a distribuir el balón desde atrás para ayudar a unos Piqué y Puyol desbordados por la presión de los delanteros madridistas y cuando a Messi le dio la gana, ya que cuando empezó a recibir balones creaba continuos problemas a los defensores blancos, que ya no sabían qué hacer para frenar el genio argentino.
En la segunda parte más de lo mismo. Los de Guardiola aplicaban su juego al partido, dejando en evidencia a un Madrid que lo único que podía hacer era encomendarse a un Ronaldo mucho más fallón de lo habitual y a algún contraataque que pudiese pillar de sorpresa a la defensa culé. El dato curioso del partido en cuanto a la defensa del Barça fue la línea de 3 que alineó Guardiola a partir de los primeros minutos del partido, con Alves y Abidal muy adelantados y echando hacia atrás a Busquets para acompañar a Puyol y Piqué en la salida del esférico. Este carácter ofensivo de los blaugranas hizo que las oportunidades aumentasen, hasta que en un rechace, Xavi conectó una preciosa volea que fue interceptada por Marcelo con la mala suerte de introducir el balón en su propia portería sin que Casillas pudiese hacer nada para evitarlo. El Barça, aunque con un poco de suerte en la definición, se ponía merecidamente por delante en el marcador, haciendo enmudecer un Bernabeu que más que un infierno parecía un cementerio.
A partir de este momento, el juego y la posesión del Barça se volvieron prácticamente insultantes, jugando a placer sin que el Madrid pudiese hacer nada más que defender y soltar algún contraataque que no lograron materializar ni Kaká ni Ronaldo, que incomprensiblemente falló un remate solo delante de Valdés que podría haber puesto las tablas en el marcador. Sin embargo, unos minutos después el Barça metía el tercero, obra de Fábregas, tras ganarle la espalda a un muy deficiente Coentrao y rematar de cabeza un centro de Dani Alves desde la derecha. 1-3 y el partido estaba visto para sentencia. Los minutos restantes fueron un paseo del Barça, que levantó el pie del acelerador y se dedicó a tocar el balón para que pasasen los minutos.
Ayer se demostraron muchas cosas. El Barça, a pesar de tener un partido más que el Madrid, es el mejor equipo del mundo y nadie puede hacerle sombra, ni siquiera el equipo blanco, que llegaba al partido tras hacer una liga espectacular y quedó en evidencia. A su vez, quedó claro quién se merece y quien no se merece ganar el Balón de Oro, ya que mientras Messi y Xavi demostraron lo determinantes que son, Ronaldo se borró por completo y desaprovechó las innumerables ocasiones que tuvo. Y por último también se vio quien fue el ganador de la batalla en los banquillos, ya que mientras Mourinho, a pesar de poner toda la carne en el asador, no pudo hacer nada para frenar el vendaval de juego del Barcelona, Guardiola supo dar con la tecla para hacer a su equipo todavía mejor.
De momento, la primera batalla fue para el bando culé, pero aun queda mucha guerra.

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