martes, 25 de octubre de 2011

Ciao Sic

Por Guillermo Alonso (@guillealonsoF).


“Marco Simoncelli ha muerto”. La frase que nadie quería oír pero que todos se esperaban llegó a los oídos del mundo a las 16:56 hora local en Malasia. El piloto italiano no pudo recuperarse de las heridas causadas por su choque contra Colin Edwards y su amigo del alma Valentino Rossi y falleció por una parada cardiorrespiratoria en el hospital del circuito de Sepang.
El choque tuvo lugar en la vuelta 2, mientras mantenía un bonito duelo contra el español Álvaro Bautista, más concretamente en la curva 11, después de perder el control con su moto. En el intento de recolocarla y continuar la carrera, perdió el equilibrio poniéndose en medio de la trayectoria de Colin Edwards y Valentino Rossi, que no pudieron esquivar su trayectoria ni evitar el fatal choque. Mientras Edwards chocaba contra su cuerpo, Rossi lo hacía a la altura de la cabeza de Simoncelli, haciendo que su casco saliese despedido y el golpe fuese aún más brutal. La carrera fue obviamente suspendida y 45 minutos después del accidente se certificaba la muerte del piloto italiano.
Es la segunda muerte en un año, después de la de Shoya Tomizawa en el circuito de Misano el pasado año mientras disputaba su carrera de Moto2.
En lo deportivo, Marco Simoncelli era una joven promesa (tenía 24 años) del motociclismo italiano. Se proclamó en 2008 campeón de 250 cc en Sepang. Desgraciadamente el destino quiso que su vida terminase en el mismo lugar donde se coronó. En la pista era un piloto atrevido y agresivo, a veces demasiado, pero que su pilotaje alegraba la vista del espectador gracias a sus adelantamientos en lugares y espacios en los que pocos pueden hacerlo. Esta agresividad le llevó a tener varias disputas con pilotos del Mundial, como Jorge Lorenzo o Dani Pedrosa, a este último por causarle una rotura de clavícula al tocarle en la pista mientras le adelantaba. Estos conflictos incluso se llevaron a exteriores del circuito, con conversaciones subidas de tono con ambos pilotos en ruedas de prensa.
En lo personal, su gran influencia y su maestro fue Rossi. De él aprendió su manera de pilotar y a ser sincero con lo que perseguía, aunque sus palabras siempre fueran incómodas. Particular en su vestimenta, desaliñada, con unos andares peculiares, Pippo fue montando un personaje que arraigaba en el paddock. SuperSic era un tipo con pinta de malo con un corazón tan grande no podía pasar desapercibido.
Su muerte, a pesar de su imagen de rebelde, ha calado y muy hondo en el mundo del motociclismo, perdiendo este a una de sus mayores promesas para el futuro. Se le echará mucho de menos, dentro de los circuitos y sobre todo fuera de ellos.



Hasta siempre SuperSic.

sábado, 22 de octubre de 2011

The human highlight film

Agradezco al gran Pablo Yunyas que me diese la idea de hacer una entrada de este crack, por fín saqué algo de tiempo para hacerla. Hoy toca hablar de uno de esos hombres que ponen en entredicho la ley de la gravedad. Uno de esos que, con sus saltos, potencia y calidad, llevaban al límite todas las leyes físicas conocidas y por conocer. Hoy vamos a hablar del gran Dominique Wilkins.
Alero nacido en Francia en 1960, anotador compulsivo desde su paso por la Universidad de Georgia, en la que promedió 21,6 puntos y 7 rebotes por partido en tres años. Drafteado por los Jazz en 1982 como número tres, nunca llegó a jugar con ellos, ya que fue traspasado al que sería a su equipo casi de por vida, los Atlanta Hawks. En su primera temporada promedió 17,5 puntos por partido, además de ayudar en el rebote (5,8 por partido).
Durante los 80, los Hawks empezaron a considerarse un equipo fuerte, con Wilkins como jugador referencia. Llegaron a los Playoffs ocho veces en diez años, sin embargo nunca llegaron a las Finales de la NBA. Su duelo más destacado durante ese período de tiempo se da en la temporada 87/88, en la que se enfrentaron a los Celtics de Larry Bird y compañía en semifinales de conferencia.
Perdieron 4-3, pero Dominique estuvo a un nivel sensacional, metiendo 47 puntos en el séptimo partido, metiendo 13 puntos en los últimos seis minutos.
A medida que los años iban pasando y su físico se iba deteriorando, Wilkins fue desarrollando otras facetas de su juego, haciéndose un jugador más de equipo, sumando más asistencias y rebotes. Quizás el momento que más se recuerda de uno de los jugadores más espectaculares de la historia de la NBA es el mejor concurso de mates de la historia de la NBA, valga la redundancia, que le enfrentó con Michael Jordan en un duelo épico en Chicago durante el All Star de 1988. Tres mates para cada uno, para los dos mejores "dunkers" que ha habido en la NBA. Os dejo el vídeo, babeáis un poco con sus mates y seguimos con el final de la carrera del bueno de Dominique.
A mediados de la temporada 93/94, los Hawks le traspasaron a los Clippers, era el primero de los muchos y diversos equipos que luego militaría. Al año siguiente se fue a los Celtics, ya empezaba a promediar menos de 20 puntos (por primera vez en su carrera desde su temporada como rookie, eso si). Al año siguiente fichó por el Panathinaikos griego, con el que ganó la Euroliga, siendo el MVP de la final, y la copa Griega contra el Olympiakos, metiendo 35 puntos y siendo, de nuevo, el MVP. Con 36 años vuelve a la NBA, esta vez con los Spurs, donde juega menos partidos y menos minutos, pero promedia mejores estadísticas. Al año siguiente firma por el Teamsystem (ahora Fortitudo) de Bolonia, de la liga Italiana, donde consigue ser subcampeón de la liga italiana. Su último año como profesional fue con los Orlando Magic, en la temporada 88/89, donde apenas jugó.
Nueve veces elegido para el All-Star Game, dos veces ganador del concurso de mates (1985 y 1990), elegido en el mejor quinteto de rookies en 1983, elegido en el mejor quinteto de la liga en 1986 (siete veces más en el segundo y tercer quinteto), máximo anotador de la NBA en 1986 (30,3 puntos por partido), miembro del Basketball Hall of Fame desde 2006 y medalla de oro en el mundial de Canadá de 1994. Además, los Hawks retiraron el dorsal número 21 en su honor, después de ser su estrella durante los 80 y principios de los 90. Nada mal para un hombre que no ha ganado un anillo en su carrera NBA, como muchos otros grandes jugadores a los que la suerte le fue esquiva. Sin embargo, como todos esos jugadores, se ganó el cariño, aprecio y admiración de todos los aficionados al mejor baloncesto del planeta con sus mates, canastas y espectacularidad. Nos dejó una cantidad infinita de imágenes increíbles, de ahí su mote, the human highlight film. Un abrazo, hasta la próxima.

jueves, 20 de octubre de 2011

Crónica de una victoria anunciada

Por Guillermo Alonso.


En España, a nivel futbolístico, somos unos afortunados. Cada fin de semana podemos ver en nuestros estadios o en nuestras televisiones a los mejores jugadores del mundo cara a cara. Tener a jugadores como Messi, Ronaldo, Iniesta, Alonso o Casillas a escasos metros es un lujo del que poca gente puede disfrutar. Pero, a pesar de tener a los mejores jugadores del mundo en nuestra liga, ¿es la Liga BBVA la mejor liga del mundo? Para mí no.
Yo, como vigués y celtista que soy, pocas veces había podido presenciar un partido en un estadio ajeno a Balaídos, y menos en un coliseo como el Santiago Bernabeu. Allí pude presenciar algo típico, la goleada del Madrid a un recién ascendido ( y no tan recién ascendido ) como es el Betis. Pero aparte de eso, pude presenciar algo que pocas veces se ve en nuestro fútbol, un equipo plantándole cara a un grande como el equipo merengue. Hasta el primer gol de los blancos, el Betis jugó de tú a tú al equipo de Mourinho, generando ocasiones y hasta marcando un gol. Este hecho podría parecer normal en una liga como la inglesa, pero en la nuestra, la llamada por muchos “mejor liga del mundo”, es algo que escasea.
Los equipos salen con mentalidades muy distintas a las mostradas por ellos mismos en otros partidos de menos nivel, asustados, acongojados por el tamaño del equipo que está enfrente. Pero resulta que este cambio de mentalidad, de juego e incluso de formación sobre el campo no surte ningún efecto, ya que lo que consiguen es ensuciar el juego del partido con faltas y una posesión aplastante del equipo rival, dependiendo principalmente de algún contraataque suelto que pueda haber.
Los partidos contra estos equipos grandes ( Barcelona y Real Madrid por si alguien no se ha dado cuenta), suelen tener un resultado ya predestinado, un tipo de partido elegido ya de antemano y, para mi opinión, un porcentaje de aburrimiento que roza límites grotescos. Es lo que se puede llamar “la crónica de una victoria anunciada”.
Mientras en ligas como la inglesa, la italiana o la alemana, los equipos llamados “pequeños” o “modestos” salen a jugar contra equipos como el Manchester, el Arsenal, el Inter o el Bayern a un nivel bastante alto y con la moral y las ganas de hacerlo bien como si se estuviesen jugando ganar la Champions, aquí en España, en la llamada “mejor liga del mundo”, un partido contra el Madrid o el Barça, seas el Sporting, el Racing o el Villarreal, es sinónimo de derrota, paliza y para casa, como si no hubiese pasado nada, como si hubiese un vacío en el calendario ese día y no se hubiese jugado ningún partido, sin pensar en los aficionados que pagan 80, 100 o incluso 150 euros por su entrada para ver a su equipo del alma jugar contra un grande de Europa. Pero no es solo eso, no solo es perder con la cabeza agachada, sino que después hay que escuchar frases como “esta no es nuestra batalla”, “no nos jugamos la liga”, “Madrid y Barça están a otro nivel”, etc.
Sin quitarle razón a Jose María Del Nido, que no cesa de denunciar las diferencias económicas en la liga por los derechos televisivos, lo que deberían hacer en vez de quejarse tanto es salir a jugar contra Madrid y Barcelona como si fuesen rivales de su tamaño y se estuviesen jugando entrar en Europa o salvar la categoría, para que así nos diésemos cuenta de que ganan por tener un equipazo, no porque estén jugando contra un equipo de conos.
Si realmente la Liga BBVA pretende ser la mejor liga del mundo debería cambiar en muchos aspectos, ya que no solo por tener a los dos mejores equipos del mundo se debería considerarla en su totalidad la mejor, sino por la calidad y, sobre todo, la actitud del resto de equipos, muy distante a las actitudes que se pueden ver en otras ligas.
Y para finalizar, quitarme el sombrero con equipos como el Betis en esta jornada y el Levante en lo que llevamos de temporada, por su rebelión contra los grandes y principalmente contra el resto de equipos. Chapó.

sábado, 8 de octubre de 2011

Lockout

Esa es la palabra más repetida en la actualidad de la NBA prácticamente desde el final de la temporada pasada. Después del anillo conseguido por los Mavs, de lo único que se ha hablado es sobre dinero, porcentajes (y no de tiro precisamente), comisionado, Stern, Fisher... No se habla de posibles fichajes para Lakers o Celtics para volver a ser lo que eran, ni de entrenamientos específicos de cierto jugador para mejorar ciertas carencias en su juego, nada. Solo se habla de cifras, de millones de dólares.
El pastel de la NBA es muy grande. Al ser tan grande, jugadores y propietarios se pegan por un 1% más o menos. Algunos pensareis que no es mucho, pero un 1% del reparto de las ganancias representa unos 40 millones de dólares. ¿Quién es el malo, quién es el bueno? Es una pregunta bastante escabrosa, ya que no hay ni bueno ni malo realmente. Hay un comisionado, los propietarios, que quieren pagar menos a los jugadores para reducir la deuda galopante que hay ahora mismo en la NBA, luego están los jugadores, grupo que representa el jugador de los Lakers, Derek Fisher, que estarían dispuestos a reducir en cierta medida sus salarios, aunque no de manera exagerada, de un 57% a un 53%, un 4% menos que supone unos 160 millones de dólares. Cada uno defiende lo que le interesa, pero, ¿quién es el que más pierde con todo esto?. Para mi hay dos perdedores claros, la imagen de la propia NBA, que da sensación de estar fragmentada y de ser inestable, por otro lado el aficionado, que se queda sin ver a los mejores jugadores del mundo mientras piensa en que un 1% del pastel le ahorraría muchos problemas en los tiempos que corren.
Hubo una reunión hace un par de días, parecía que las posturas se iban acercando poco a poco. Se confirmaba la supresión de la pretemporada, y peligra gravemente el inicio de la regular season. Peligra por el siguiente motivo. Hace unas horas conocíamos la pretensión de los propietarios a la hora de negociar, no se volverían a reunir mientras que no se alcance un reparto de ingresos del 50%. Problema, los jugadores dicen que o el 53% para ellos o nada. Y es que el 50% para cada uno no es tan justo como parece. Lo que se está debatiendo es repartir, aproximadamente, el 80% del TOTAL de los ingresos, es decir, el pastel del que hablabamos antes es el 80% del total. ¿Para quien es el 20% restante? Para los propietarios, punto.
Yo se que es un tema muy complicado, hay jugadores que tienen el "contrato Navarro" como digo yo, muy a la baja y que en cualquier momento puede explotar, y que no quieren que se les baje el salario aún más. También están los listos de turno que ganan solamente 10-12 millones de dólares y no quieren ganar menos. A esos les invitaría a darse una vuelta por sus respectivos estados y ver cuantísima gente lo está pasando mal con esta crisis y que matarían por tener lo que ellos tendrían que rechazar. Espero que no se suspenda nada de la temporada, que podamos ver defender el título a Nowitzky y a Kidd, que veamos la primera temporada sin Shaq y sin Phil Jackson, que podamos ver a Ricky hacer magia en Minneapolis, ver a Rose defender su MVP y hacer aún más grande a Chicago, ver si el Big Three se venga y consigue el título, el talento de los Thunder, la redención de Lakers y Celtics, la confirmación de los Grizzlies... que de cosas, ¿no?.
Si no hay NBA me conformaría con ver a Nowitzky o a Nash en el Madrid, no me conformaría con más que con eso, aunque no se ganase nada (teniendo a los Gasol más Navarro en contra... chungo). De momento, el eslogan de la NBA cambia a "where money happens" o "where nothing happens". Un abrazo, hasta la próxima.