domingo, 14 de agosto de 2016

Michael Phelps, el renacido



- Entrenador, quiero competir en los Juegos de Río.
- Ni hablar

1 de octubre de 2014, Michael Phelps es detenido en Maryland por conducir borracho. Por esas fechas ya era el deportista con más medallas olímpicas de la historia, con 22 preseas -18 de ellas de oro-, pero su vida había dado un vuelco tremendo desde los Juegos de Londres.

El estadounidense se había retirado tras la disputa de los Juegos de 2012, pero estaba entrenando para volver, las paredes de su vida se caían fuera de la piscina, como el pez que busca respirar fuera del mar.

Su historia empieza en los Juegos de Sidney, cuando era un chico de 15 años con hiperactividad, déficit de atención y el acné propio de la época. Acabó quinto en los 200 mariposa y ya tenía un récord del mundo. Después llegaron el Mundial de Barcelona y los Juegos de Sydney, donde su nombre empezó a brillar.

A partir de ahí, medalla tras medalla, se fue cimentando la leyenda olímpica más grande de todos los tiempos, un hombre que tiene más medallas que casi 180 países en toda su historia. En la piscina se le veía a una parte de él, a la fuerte, a la intratable. Fuera de ella, la cosa cambiaba.

Salidas por la noche, faltar a los entrenamientos, problemas con su entrenador desde los 11 años... La bola se fue haciendo más grande cuanto más ganaba, incluso pensó en el suicidio. Tras Beijing, donde consiguió ocho medallas en ocho pruebas, todo cambió.

Hace menos de dos años, le sacaron de aquella cárcel de Maryland. Hace menos de dos años, fue suspendido seis meses sin competir. Hace menos de dos años, esquivó un año de prisión. Cayó, cayó hasta donde no quería, pero fuera de la piscina era incontrolable.

Su vida cambió cuando decidió tomar las riendas de su vida sin excusas, haciendo las paces con su padre, con el que tenía una relación tormentosa, y reconciliándose con su prometida y madre de su hijo. A partir de ahí, prueba tras prueba y entrenamiento a entrenamiento, llegó al lugar donde se despidiría para siempre: los Juegos de Río de Janeiro.

Allí, logró seis medallas, cinco oros y una plata, mejores números que en Londres, superando el récord de Leónidas de Rodas (sí, hay que remontarse hasta el 164 antes de Cristo para este récord) de 12 triunfos en pruebas individuales, logrando 13 oros en estas disciplinas.

"Ya estoy listo para retirarme", aseguró Phelps tras su última carrera. Pareció decir "ya estoy en paz conmigo mismo". Su vida estuvo a punto de irse al traste, habría sido una de las leyendas más tristes del deporte. Pero fue valiente y se levantó. Se cayó del Olimpo y tiró sus puertas una vez más.

Reclamó su trono como mejor olímpico de la historia y de él no le van a mover en un tiempo.